Traducción única del inglés al español.
Plaquette Acaballado
Artefacto artesanal, hecho a mano con papeles especiales
Cubiertas en papel Wheat de 240 g
Guadas en papeles de colores de 80 g.
Interior en papel ahuesado de 80 g
36 páginas
19 *11 cm
30 ejemplares
Mieke Bal (Países Bajos, 1946)
Es una pensadora crítica y una de las más importantes representantes del análisis cultural de las últimas décadas. Profesora emérita y artista, su obra se centra especialmente en la creación de documentales experimentales. En este ensayo propone una relación y diálogo entre los museos de arte y los etnográficos:
Durante los últimos años, las humanidades se han desarrollado hacia una consciencia cada
vez mayor de sus propias limitaciones: de la arbitrariedad de los límites disciplinarios, de la estética en la que se basa gran parte del trabajo de los humanistas y de su separación de los problemas sociales reales relegados a las ciencias sociales. De hecho, se puede alegar que estas tres notas autocríticas explican por qué el museo es un objeto de estudio atractivo: requiere un análisis interdisciplinario, tiene el debate sobre la estética en su núcleo y es esencialmente una institución social. Parte de este interés autocrítico de los humanistas por los museos se debe también a un impulso proveniente de la antropología crítica que surge de una práctica política que ya no es aceptable (la del imperialismo y el colonialismo), la antropología es hoy la disciplina más reflexiva con su historia.
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Es una pensadora crítica y una de las más importantes representantes del análisis cultural de las últimas décadas. Profesora emérita y artista, su obra se centra especialmente en la creación de documentales experimentales. En este ensayo propone una relación y diálogo entre los museos de arte y los etnográficos:
Durante los últimos años, las humanidades se han desarrollado hacia una consciencia cada
vez mayor de sus propias limitaciones: de la arbitrariedad de los límites disciplinarios, de la estética en la que se basa gran parte del trabajo de los humanistas y de su separación de los problemas sociales reales relegados a las ciencias sociales. De hecho, se puede alegar que estas tres notas autocríticas explican por qué el museo es un objeto de estudio atractivo: requiere un análisis interdisciplinario, tiene el debate sobre la estética en su núcleo y es esencialmente una institución social. Parte de este interés autocrítico de los humanistas por los museos se debe también a un impulso proveniente de la antropología crítica que surge de una práctica política que ya no es aceptable (la del imperialismo y el colonialismo), la antropología es hoy la disciplina más reflexiva con su historia.